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Ricky

 Blog

Con el alma quebrada

Fue una fiesta fantástica, un casamiento ideal. En Marina Norte, San Fernando, a orillas del río, la hermana mayor de mi cuñada se casaba una noche fresca, pero espléndida. No faltó nada: primero fue la recepción, seguido de la entrada de los novios, después una cena formidable, el vals, el baile y finalmente el carnaval carioca; mucha gente, buena comida y excelente música de la década de los 80 (de mi época). Tomy y yo jugamos buena parte de la noche; jugamos a los Power Rangers, bailamos y hasta mimoseamos un rato, hasta que se durmió. Después estuve algo solo, aislado. Fernando en un momento ironizó diciendo que me despierten a Tomy para que yo no me aburriera. Claro, la diversión era el baile y no Tomy... pero yo no buscaba diversión.



El show era formidable, la música que a mi me gusta allí se escuchaba, tal es así que casi sin quererlo la tarareaba o acompañaba rítmicamente con mi típico redoble de suela. El circo estaba montado para que los espectadores pudieran también ser los protagonistas, pero Tomy y yo no logramos serlo. El por su inocente condición de niño, y  yo...



Un imaginario invitado me acuso de amargo porque no bailaba, ni saltaba, ni gritaba como el resto de los concurrentes; entonces le pregunté si él “era capaz de bailar, saltar y gritar si estuviera quebrado y sin yeso”, obviamente contestó que no y respondí entonces que “el alma no puede enyesarse”. ¿Quién puede comprender el dolor ajeno?; ¿Quién puede compartirlo?; ¿Quien puede aliviarlo?: Solo uno mismo y en soledad.



Mientras adentro se bailaba el carnaval carioca, con un cotillón loquísimo, muchísima música y alegría, asomado a una enorme ventana pude oír aquel silencioso amanecer sobre el tranquilo río que rodeaba el salón, y sentir que ese era mi lugar, detrás del vidrio, pues los males del alma se curan con largas y silenciosas reflexiones en soledad y no con el bullicioso y superficial ritmo de una fiesta.

Ricardo E. Somoza
12/11/1995

Con Tomy, en el casamiento de Beatríz María, el 11 de Noviembre de 1995.

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