En sus ojos hay palabras que no suenan, pero hablan;
que lo dicen todo, aunque no diga nada. 

​

Que oigo atentamente, a través de su mirada; 
porque sabe lo que quiere, y lo dice cara a cara. 

​

Y le escucho su mirada, que me habla y no se calla, 
mientras ríe entusiasmada con su risa descarada. 

​

Y me mira exaltada, cuando algo me reclama, 
me lo dice a los gritos su mirada casi humana. 

​

O me invita a jugar, su mirada alborotada,
esperando agazapada su pelota colorada.

​

Y me mira sonriendo, y se ríe a carcajadas, 
cuando hace inocentes travesuras encantadas. 

​

O me mira de reojo, con mirada desconfiada, 
con la cola entre las piernas, asustada y cabizbaja. 

​

Otras veces desencaja, y me clava su mirada
Rezongando enojada con la cola bien parada.

​

Y enciende lindos sueños, cuando apaga su mirada
Calentita y enroscada en el borde de mi cama.

​

Y si habla de lo mucho que me ama, 
me emociona hasta el llanto, su mirada enamorada. 

​

Al mirarme me transmite su deseo y sus ansias, 
me contagia su alegría y renuevo cada día su confianza. 

​

Si le cuento mis penurias, las escucha apenada, 
con sus ojos bien abiertos y sus orejas paradas.  

​

Y me calma su mirada, que me abraza con el alma, 
mientras lame mis heridas y me mira acongojada.

​

Y me colma su mirada, color miel azucarada, 
que me llena de ternura y de esperanza.

​

Y nos vamos conversando, de eso lindo que nos pasa, 
Caminando sin descanso, y sin palabras.