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Ricky
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Costilla
Pelo negro, ojos tristes,
cabizbajo y temeroso,
se acercó muy silencioso
con la cola entre las patas
y se echó sobre unas matas
a mirarnos de reojo
para ver, con que antojo,
nos comíamos la vida,
mientras el pobre “Costilla”,
con un hambre de semanas
nos pedía, nos rogaba,
un poquito de comida!
Ricardo E. Somoza
12/11/1995
Nos vino a pedir comida, y lo vimos tan flaco, que le compramos una bolsa de alimento para perros, y se la dimos entera.
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