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Ricky

 Blog

Varoncito, dijo la jueza

   ¿Cómo se puede definir la felicidad?.... ¿Existirá algún aparato capaz de medirla?... (tendría que preguntarle a mi primo Fernando, que conoce mucho de instrumental de precisión, a ver que dice al respecto). Digo esto porque me gustaría saber si realmente, el Viernes 13 de Noviembre de 1998, ​fue el día más feliz de mi vida!


     Les cuento. Nos levantamos como todos los días a las 6:30hs. dispuestos a empezar un nuevo día. Me corrijo, me levanté 6:30hs. Cuando entré a la ducha para bañarme descubrí que salía poco agua y de manera intermitente. Con mucha dignidad y calma, cerré la ducha que nos había arreglado el día anterior Vicente, y empecé a golpear desesperadamente, con furia, la pared que separa el baño del dormitorio (donde dormía plácidamente Sil) para que se levante y revise el calefón. Cuando me confirmó que todo andaba bien, reabrí la ducha y proseguí con mi baño matinal (entre los rezongos de mi amada esposa, porque la hice levantar 7 minutos antes al pedo).

    Luego de desayunar, nos fuimos. Llevé por última vez (aunque sin saberlo), a Sil a Siad, a la planta de Mataderos (donde trabajaba desde hacía 3 meses); de allí fui a buscar 10 cajas de vino para mi suegro a Bodegas Martins (por ahora, y por no mucho tiempo más, un cliente mío); luego pasé a buscar a Papá por casa y fuimos rápidamente para el cementerio, pues Mamá cumplía años, 74, y queríamos estar con ella y dejarle, aunque más no sea, una flor. Nunca entendí realmente porque me hace tanto bien llevarle todos los meses una flor y estar, como antes, aunque sea un ratito con ella. Lo extraño de ese día, es que entramos al cementerio al revés; siempre pasamos primero por lo de mamá y después por lo de la abuela, pero ayer, como pasó algo insólito en mí (me olvidé de doblar 2 cuadras antes de Warnes y me pasé!!!) entramos al cementerio al revés y dejamos para el final pasar por lo de Mamá. Ah!!!, que sorpresa me tenías!!!, porque vos sabías; era tu cumpleaños y el regalo me lo hiciste vos... pero, como es esto? Claro... en realidad, Mamá no me dijo nada porque no pudo. Hoy la imagino y pienso que ayer estaba sonriendo, pendiente de que yo encontrara la sorpresa en cualquier momento, con cara de yo no fui, con sus ojos verdes vidriosos y esa sonrisa pícara que no le dejaba ocultar ningún secreto. Mamá no podía contener las sorpresas, se desbordaba... Ayer,  se contuvo a la fuerza.



    A las 10:30hs volvimos a la oficina. Sebastián recién había llegado con una computadora nueva y nos dispusimos a realizar la instalación correspondiente para ponerla en funcionamiento. Cuando descubrimos que el cable que yo había comprado no alcanzaba decidimos ir a comprar más cable y de paso ir a Rapi-Stand para comprar unos estantes para la oficina, tarea que nos llevó alrededor de 1 hora. 12:15hs, se aproxima el gran momento, estábamos en la cocina de la oficina, Papá, Sebastián y yo, cuando de repente sonó el teléfono. Para pasar el cable de red habíamos tenido que desconectar el contestador telefónico, por lo que cualquier llamado que no atendiéramos iba a ser un llamado perdido. Al sonar el teléfono Sebi miró con ganas de atender; yo lo advierto y le digo que deje el teléfono, que sigamos con la instalación... el teléfono sonaba... casi trepados de la escalera y en medio de una maraña de cables, Sebi reflexiona (mientras el teléfono seguía sonando):

    -“Pero mirá que no está conectado el contestador, no vamos a saber quien llama”-

El teléfono seguía sonando... Yo le digo:

    -“No importa Sebi, sigamos con esto, sino no vamos a terminar más”-

El teléfono sonaba...  Papá asentía con la cabeza mi postura... seguía sonando el teléfono... Sebastián dudaba... y el teléfono seguía sonando... con papá hablábamos del cable de red que estábamos instalando, Sebi estaba trepado a la escalera o cerca de ella... el teléfono sonaba... finalmente Sebas desobedece a la humilde petición de un socio y sale corriendo, disparado, mientras el teléfono sonaba, seguramente, por última vez... y atiende:

    -“Hola”- dice, luego escucha, después se asoma al pasillo donde estábamos con Papa y dice:

    -“Ricky, es de un Juzgado de Santiago del Estero, quieren hablar con vos”-.

    Tras un instante de confusión y pánico caí, supe en seguida para que era el llamado, realmente no me imaginé que podía ser para otra cosa. Atendí, y a medida que la Jueza Dra. Pizzolitto, del Juzgado de Menores de Santiago del Estero, me decía que era un varón, de un mes de edad, sano (lo que me hizo presuponer que iba a ser hincha de boca), sentí que estaba viviendo el días más feliz de mi vida: Me sentí un héroe en ese momento, sentí música y creí ser el protagonista principal en el momento cumbre de la película más emotiva de todos los tiempos, fuí Maradona gritando el segundo gol contra los ingleses en el mundial de Mexico, era Cristobal Colón llegando a América, el día que vio, al fin, tierra!... ERA PAPÁ RICKY. Después de ocho años de desearlo y buscarlo, después de 96 meses, o de 2.920 días, o de 70.080 horas, o de 4.204.800 minutos (se imaginan... en 1 minuto me dieron la noticia que esperé durante 4.204.800 minutos), por fin llegó el gran día, el día que siempre había deseado pero creo que nunca imaginado.



    Y después, bueno... Papá y yo lloramos hasta agotar las lágrimas (yo, por lo menos, lloré un mes seguido), nos unimos en un abrazo interminable (una sola vez nos habíamos abrazado así antes y justo por un motivo inverso: fue el día que murió Mamá). Y repetimos una y otra vez “No lo puedo creer”, “Justo hoy”, “Es un sueño”, “Es un regalo de Mamá”... Sebi también lloraba desconsoladamente contra el marco del umbral que separa el privado de la oficina. Después, no sé si tardé un segundo, un minuto, una hora, un día o un siglo en llamar a Sil. Justo me atendió ella y me dijo: 

    -“Hola Rick”-, como siempre, y le contesté:

   -“Bien, Muy Bien!!... Adiviná”; y no se si por mis sollozos, por el tono de mi vos, o por la telepatía que nos une: ¡ADIVINÓ!.

   Qué momento... No se si estuvimos un segundo, un minuto, una hora, un día o un siglo llorando sin hablarnos, nos habíamos quedado mudos, y sin decirnos nada, nos dijimos todo. Entonces cortamos y Sil se vino en avión a la oficina, donde empezamos a organizar todo.

   

    La primera persona en enterarse de la noticia, fue Marisa (la Mamá de Sebastián), que justo llamó a la oficina para hablar con él. Después, llamé a otra de las personas que más quiero en mi vida, a mi "Mamá suplente", la tía Edith (que es la hermana menor de mi vieja); y después, se lo conté a todo el mundo! (como diría mi gran amigo Andrés en estos casos: “¿inclusive a Niky Lauda y a Reegan?”)...  ¡A TODOS!

Ricardo E. Somoza
( 1 9 9 8 )

Mensaje original de la Jueza Dra. Pizzolito, solicitando que la llamemos al juzgado de menores (y omitiendo decir a cual juzgado de menores). 

Múltiples llamados de familiares y amigos para darle la bienvenida a Santi.

A todos... MUCHAS GRACIAS!!!!!!!!!!!

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