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Ricky

 Blog

Obsolescencia planificada

La madre de la basura

En el origen de la revolución industrial, era importante la calidad y durabilidad de los productos que se fabricaban. Las empresas competían por hacer bienes fuertes y duraderos. Automóviles, heladeras, televisores, radios, lavarropas, planchas, entre otros, son buenos ejemplo de ello. Un caso emblemático es la heladera. ¿Quién no tiene, o conoce a alguien que tenga, funcionando aun hoy, una vieja heladera Siam o Westinghouse, de más de 80 años de antigüedad? La vida útil de una heladera moderna, en cambio, no supera los 10 o 15 años de uso.

¿Y a que se debe semejante cambio?

 

1. ¿Será que la tecnología actual no permite fabricar bienes duraderos?

 

2. ¿Será que el progreso tecnológico vertiginoso provoca que los productos se vuelvan obsoletos rápidamente?

 

3. ¿O en cambio, será necesario que se rompan tan pronto como sea posible, para que los consumidores lo tengan que volver a comprar una y otra vez?

 

Aunque parezca inconcebible, la respuesta correcta es la tercera

Heladeras, Siam Di Tella, obsolescencia planificada, basura, medio ambiente, sistema monetario

Fábrica de heladeras Siam Di Tella

Si hace cien años se fabricaban productos fuertes y duraderos, hoy en día, gracias al desarrollo y a las tecnologías actuales, las posibilidades de hacer bienes durables, son infinitamente mayores. Por otro lado, si el progreso tecnológico es vertiginoso, los productos se podrían fabricar con partes intercambiables, para no tener que tirar innecesariamente todo el producto, y poder en cambio, reemplazar únicamente la nueva parte renovada.

En el origen, cuando los ciudadanos aún no poseían bienes, las fábricas funcionaban a pleno, y la gente los iba adquiriendo lentamente. Pero a medida que pasó el tiempo, hubo una saturación en el mercado. Ya las personas no necesitaban, por ejemplo, tantas heladeras como al comienzo. Como consecuencia, las fábricas de heladeras debían bajar su producción, provocando indefectiblemente desempleo y desaceleración, dos enemigos mortíferos del modelo de crecimiento constante.

Entonces, en lugar de reconocer que ya no era necesario seguir fabricando tantas heladeras, y adaptar el sistema socio-económico a ese nuevo contexto, reduciendo la producción y la jornada laboral (o reformulando el mecanismo de labor), se desafió la lógica y el sentido común, impulsando una producción mayor año tras año, pero produciendo productos que duren la menor cantidad de tiempo posible. Fue así, que los productos empezaron a romperse apenas pasado el período de garantía (que a su vez, empezó a ser cada vez menor, sin ninguna regulación estatal). Comenzaron a fabricarse artículos de una única pieza, indivisible, para tener que tirarlo y comprarlo de nuevo, en lugar de hacerlos actualizables; se desalentó la reparación, con el argumento que “sale más barato cambiarlo que arreglarlo”; y nació el marketing, con el único objetivo de convencer a los consumidores que tienen que adquirir un producto que no es necesario para sus vidas, o persuadirlos de la ventaja de volver a comprar uno que ya habían adquirido.

Las empresas que intentan fabricar productos perdurables, son boicoteadas por sus competidores y por los propios organismos estatales, influenciados por las presiones del mercado y de los gremios. Por esos mismos motivos no existen regulaciones estatales, que serían muy simples de implementar, obligando a las empresas, por ejemplo, a aumentar sus períodos de garantía; sin embargo, hacen todo lo contrario, reglamentando increíblemente desde el mismo estado, la fijación de fecha de vencimiento a productos que no vencen.

El súmmum de la obsolescencia planificada está representado por los descartables. No hay nada más inadmisible que fabricar un vaso descartable, para que una persona lo utilice una sola vez en su vida y lo tire. De esta manera, una persona que usa 5 vasos descartables diarios, para tomar café, gaseosas, agua, etc., tirará a la basura 1825 vasos al año, o 18250 vasos en 10 años, en lugar de usar la misma taza para las infusiones y el mismo vaso para los refrescos, durante ese mismo período de tiempo. Multipliquen este ejemplo, por millones de personas en el mundo, para imaginar la cantidad colosal de desechos que provocamos, tan solo por el uso de vasos descartables.

Con motivo de tal incomprensible funcionamiento, se considera a la obsolescencia planificada como la madre de toda la basura del planeta. Se estima que cada ciudadano genera 1 Kg. por día de basura electrónica (sin contar la basura no electrónica), es decir que en el mundo, se generan alrededor de 7000 millones de Kg. de basura electrónica a diario. Si bien, una parte importante de la basura se recicla, es muy insuficiente, estando por debajo del 70% de los desechos que se generan. 

Además de la inmensa contaminación que genera la basura, la obsolescencia planificada, es la principal responsable de la destrucción del medio ambiente y de la devastación de los recursos naturales. Algunos ecologistas consideran que la contaminación medioambiental cruzó el punto de no retorno; que el agua, el aire y los recursos forestales ya nunca volverán a ser como antes por culpa del hombre, y para muchos, la cuestión hoy, es si la raza humana sobrevivirá en una Tierra contaminada en exceso.

Contaminación ambiental

Cambio climático

El cambio climático es la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta nuestro planeta.

Desde la revolución industrial hasta hoy, la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), que se usan para producir energía, libera gases de efecto invernadero (CO2) a la atmósfera, aumentando la temperatura de la Tierra y provocando una  distorsión en el sistema climático global.

La humanidad se encuentra ante una encrucijada histórica. Los científicos advierten que si la temperatura global supera los 2°C las consecuencias serán catastróficas. Si cruzamos este umbral, los impactos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales perjudicarán seriamente a todas las regiones del mundo.

El IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) llegó a la conclusión de que, durante los últimos 100 años (1906-2005), la temperatura media de la superficie de la Tierra aumentó en 0,74°C, y que el calentamiento es mayor en tierra firme que en los océanos. El ritmo medio de calentamiento durante los últimos 50 años prácticamente duplicó el de los últimos 100 años. En los últimos años del decenio de 1990 y los primeros del siglo XXI se registraron las temperaturas más altas desde que comenzaron a registrarse estos datos en nuestros tiempos. Se prevé un nuevo calentamiento de unos 0,2°C en cada uno de los próximos dos decenios en una variedad de escenarios que no incluye las reducciones deliberadas de las emisiones de gases de efecto invernadero. El índice de calentamiento que se produzca después dependerá de la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera.

 

Informe de Naciones Unidas: http://www.un.org/es/climatechange/changes.shtml

Informe de la NASA: http://ciencia.nasa.gov/ciencias-especiales/15jan_warming/

Componentes tóxicos

Los aparatos eléctricos y electrónicos son una mezcla compleja de cientos de materiales, muchos de los cuales contienen metales pesados tales como el plomo, mercurio, cadmio y químicos peligrosos. 

El plástico PVC es también muy utilizado. Un celular móvil, por ejemplo, contiene entre 500 a 1000 compuestos diferentes.

Estas sustancias peligrosas generan contaminación y colocan a los trabajadores en riesgo de exposición cuando estos productos se fabrican y afectan a la salud de las personas cuando son desechados al final de su vida útil.

 

Basura electrónica, una verdadera amenaza: http://consciencia-global.blogspot.com.ar/2010/09/basura-electronica-una-verdadera.html

 

Incineración de basura

Las plantas de incineración emiten miles de sustancias químicas tóxicas que dañan la salud: metales pesados como mercurio, cromo, cadmio, arsénico, plomo y berilio; hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs); bencenos clorados; naftalenos policlorados; compuestos orgánicos volátiles (COVs); gases ácidos como óxidos de azufre; dióxidos de nitrógeno y ácido clorhídrico; gases de efecto invernadero como dióxido de carbono, entre muchas otras.

Además, en el proceso de incineración de residuos se forman compuestos nuevos –dioxinas y furanos- conocidos como Compuestos Orgánicos Persistentes (COPs). Estas sustancias son extremadamente tóxicas, cancerígenas, persistentes y bioacumulables que además pueden dispersarse a grandes distancias de su fuente.

Rellenos sanitarios

Al depositarse los residuos en los rellenos, éstos comienzan a descomponerse mediante una serie de procesos químicos complejos. Los productos principales de la descomposición son los líquidos lixiviados y los gases. Tanto los líquidos como los gases pueden afectar la salud de las poblaciones de los alrededores. 

Los líquidos lixiviados se forman mediante el percolado de líquidos (como por ejemplo, agua de lluvia) a través de sustancias en proceso de descomposición. El líquido, al fluir, disuelve algunas sustancias y arrastra partículas con otros compuestos químicos. Los ácidos orgánicos formados en ciertas etapas de la descomposición contenidos en el lixiviado (como ácido acético, láctico o fórmico) disuelven los metales contenidos en los residuos, transportándolos con el lixiviado (Friends of the Earth, 1996). 

La producción de metano se debe a la actuación de microorganismos como bacterias, que mediante procesos biológicos degradan los residuos, emitiendo éste y otros gases, y liberando otras sustancias químicas. El metano (CH4) es uno de los 6 gases de efecto invernadero regulados por el Protocolo de Kyoto. Este gas atrapa 20 veces más el calor que el dióxido de carbono (CO2), considerado el principal GEI. 

Contaminación de los ríos

El mundo se encamina hacia un inmenso déficit de agua potable. La calidad del agua en el mundo está cada vez más amenazada por el aumento de la población humana, la expansión de las actividades industriales y agrícolas y el peligro de que el cambio climático altere el ciclo hidrológico mundial. 

Cada día, se vierten millones de toneladas de aguas residuales tratadas de forma inadecuada y desechos industriales y agrícolas a las aguas de todo el mundo. Cada año, lagos, ríos y deltas reciben una cantidad de contaminación equivalente al peso de toda la población mundial (de cerca de 7.000 millones de personas). Cada año, muere más gente a causa del agua no apta para el consumo que a causa de todo tipo de violencia, incluidas las guerras, y el mayor impacto se da en los niños menores de cinco años. Las pérdidas económicas por falta de agua y saneamiento solo en África se estiman en 28.400 millones de dólares de los EE. UU. o alrededor del 5 por ciento del PIB. La contaminación del agua debilita o destruye los ecosistemas naturales que sustentan la salud humana, la producción de alimentos y la biodiversidad. Diversos estudios han calculado que el valor de las funciones que desempeñan los ecosistemas es dos veces mayor que el Producto Interior Bruto de la economía mundial, y se ha estimado que el papel que cumplen los ecosistemas de agua dulce en depurar el agua y asimilar residuos supera los 400.000 millones de dólares de los EE. UU. La mayor parte del agua dulce contaminada acaba en los océanos, causando daños en las zonas costeras y en las pesquerías

 

Declaración sobre la Calidad del Agua de la ONU: http://www.un.org/es/events/waterday/wwd_waterquality.shtml

El séptimo continente, la isla basura: https://www.youtube.com/watch?v=7t0PRAUSzGY

Agotamiento de los recursos naturales

Petróleo

Representa casi el 40% de la energía que consumimos globalmente y es, por mucho, el combustible que hace posible al mundo que hoy conocemos. Es utilizado en todos los objetos que contengan plástico, en la mitad de las camisas (50% algodón/ 50% nylon), en los teléfonos y las computadoras; en la pintura de las paredes, el asfalto y los lentes;  es una de las fuentes de electricidad más importantes y mueve al 90% del transporte mundial.

Muchas naciones ya han alcanzado el pico máximo de extracción de petróleo. La producción de EEUU, por ejemplo, lo alcanzó en 1971 y ha estado en declive desde entonces. 

Al ritmo en que se consume el petróleo mundialmente (cerca de 29.300 millones de barriles) acabaríamos lo que queda en menos de 40 años. 

 

El fin del petróleo: http://www.youtube.com/watch?v=Z8lTMvtON5Q

 

Minerales

De acuerdo a estimaciones, se habría agotado ya el 92% de las reservas de mercurio, el 79% de plata, el 75% de oro, el 75% de arsénico… En cuanto a los minerales más utilizados, la tasa de agotamiento del hierro sería del 28% y la del aluminio del 15%, en cambio la del cobre superaría el 50%. Algunos minerales se están dispersando en forma de basura en vertederos o de contaminación, como ocurrió con el plomo que se utilizaba antes en la gasolina.

Con el aluminio, el hierro y el cobre, se calcula cuándo se alcanzaría el pico de producción, a partir del cual comenzaría a descender, y el resultado es, para el carbón en 2060, en el caso del cobre en 2024, en el del aluminio en 2057 y en el del hierro en 2068.

 

El agotamiento de la “gran mina Tierra”: http://www.ecologistasenaccion.org/article21247.html

Depredación de bosques

De los bosques obtenemos una serie de bienes y servicios indispensables para nuestra supervivencia: alimentos vegetales y animales, maderas, medicamentos y muchos productos más. Los bosques juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de los suelos. Por ello, las selvas y demás bosques son posiblemente el patrimonio natural más importante pero también el más amenazado y depredado por la mano del hombre.

En el informe de la FAO, denominado El Estado de los Bosques del Mundo, 1997 (SOFO 1997) se calcula que en 1995 la superficie forestal mundial, incluyendo tanto los bosques naturales como las plantaciones, era de unos  3.454 millones de hectáreas, es decir, el 26,6% de un total de las tierras del mundo sin incluir Groenlandia y el Antártico. Según esta publicación, los cambios registrados en la cubierta forestal durante 1990-1995 representan una pérdida neta de 56,3 millones de hectáreas de tierras forestales en todo el mundo. En los países en desarrollo se perdieron 65,1 millones de hectáreas, pérdida que se compensó en una pequeña parte con un aumento de 8,8 millones de hectáreas en la superficie forestal de los países desarrollados. La tasa anual de pérdidas de tierras forestales se calcula en un 0,65% en el mundo en desarrollo.

 

El Estado de los Bosques del Mundo, 1997: http://www.fao.org/docrep/w4345s/w4345s00.HTM

¿Existe una solución posible dentro del sistema socio-económico actual?

Dentro del sistema socio-económico actual, pareciera que no hay manera de detener la obsolescencia planificada. Muy por el contrario, pareciera que cada vez se agudiza más profundamente, hasta que llegue el día en que todo sea descartable, o que los productos se fabriquen para durar tan solo un día.

 

Para atenuar el problema, los grupos ecologistas reclaman a las autoridades reemplazar los recursos no renovables y contaminantes, por recursos renovables y limpios; y al pueblo lo insta a realizar un consumo responsable. El problema es que todas las soluciones sustentables atentan contra poderosos intereses económicos, interfieren al sistema de crecimiento constante, y podrían provocar el desempleo de millones de personas en el mundo.

¿Existe otra solución?

Si, por supuesto. Por ejemplo, en la economía basada en recursos, que proponen el Movimiento Zeitgeist y el Proyecto Venus, no existe la obsolescencia planificada, porque todo se fabricará con la mayor calidad posible (ya que no existen límites presupuestarios), para que su vida útil sea lo más larga posible. Además, todo será reciclable y actualizable. Como en una economía basada en recursos los bienes no se venden ni se compran, sino que se accede a ellos cuando estén disponibles, la fabricación de productos se reducirá al máximo (pues no será necesario hacer uno para cada individuo), disminuyendo significativamente la cantidad de desechos industriales, y reduciendo como consecuencia la contaminación ambiental que esta genera, ya que en un modelo basado en recursos, la sustentabilidad y el equilibrio planetario serán la prioridad, a diferencia de la actualidad, donde la prioridad está establecida por la rentabilidad.

Ricardo Somoza

( Septiembre 2014 )

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